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CUANDO NO TODAS NACEMOS PARA LO MISMO

CUANDO NO TODAS NACEMOS PARA LO MISMO

 

Entres muchos de mis males, traigo un dolor de rodilla. Fui a terapia a resolverlo. No a terapia física, a terapia de mi cabeza. Algo me dijo que era más un tema a tratar hablando que haciendo fuerza. Últimamente hago mucha fuerza. A lo mejor era tiempo de empezar a hablar desde otro lugar.

 

No fue lo único que me llevó a terapia. Por varias situaciones, entre ellas tener dos hijos y darme cuenta que hay cosas que no quiero pasarles, terminé volviendo a hacer hojalatería y pintura de mis emociones. En mis últimas sesiones, trabajé mi rodilla.

 

Llegamos a la conclusión que mi rodilla se siente limitada por el mundo. Ella quiere ir muy rápido, ella no quiere perder el tiempo, ella quiere resolver todo, ella quiere tener la razón, ella quiere no perder. Ella está sola. Ella está sola porque no hay ser humano en el planeta que pueda ir a esa velocidad, con esa cantidad de cosas y tenga tiempo para establecer conexiones con nadie. Entonces, mi rodilla y yo, tenemos que bajar la velocidad.

Mi rodilla y yo tenemos que entender que en este momento de la vida es conveniente ir más lento. “No pasa nada rodilla, es conveniente” se supone debo decirle todos los días. Ahí vamos. Ahí vamos mi enorme pequeña rodilla y yo.

 

Empezar a pensar sobre lo que es conveniente en cada etapa de la vida, me puse a pensar sobre aquel tiempo en donde la vida era más sencilla. Era igual de rápida pero más sencilla. No había tantos sentimientos involucrados. No había tanta duda, no había tanta incertidumbre. Los problemas eran otros. No había jaula, no había tanta soledad, no había tanta luz y obscuridad.

 

“Sentir dos cosas al mismo tiempo, está muy bien…” canta Daniel el Tigre una caricatura que ve Martín. A veces siento que la veo con él para yo también aprender.

Y después de recordar y repensar, me fui automáticamente al “todavía no tenía hijos”. Hay una ventana entre que ya te sientes bien contigo como adulto contemporáneo y  el “pero no hay niños de por medio” que se queda en la memoria como ese unicornio de tiempo cuando todo estaba bien. Y sabes que NO ES CIERTO! Todo no estaba bien. Tenía otros problemas, pero la memoria es engañosa y se acuerda solo de lo que quiere, de lo que le conviene. Es como pensar cuando eras niño, o cuando tenías 20 años. El no tener hijos se ve tan lejano que ya causa nostalgia.

 

No Martín, no Elena, no me arrepiento en lo más mínimo de haberlos buscado y hoy tenerlos en mi vida. Hoy, soy sin duda una mejor persona gracias a ustedes y soy feliz, estoy plena. Pero eso no quita que mamá a veces se acuerde de hace unos años y diga “uff que delicia”.

 

Mi cerebro llegó a un lugar extraño pensando todo esto. ¿Y porqué tuviste hijos? Era algo que querías o algo que te dijeron que querías. Y de ahí, mi inspiración para mi escrito de hoy.

 

Miles de párrafos después, llego al punto. Todo este escrito es un largo preámbulo a unas palabras dedicadas a varias personas a las que quiero mucho y admiro. A mis amigas sin hijos.

 

Queridas, estimadas, adoradas amigas que no tienen hijos:

 

Vuelvo a escribirles. Empiezo por pedir disculpas. No por alejarme como lo he hecho (porque ya les escribí por eso), les pido disculpas por no decirles lo suficiente lo que pienso de ustedes.

 

Como mujeres tenemos miles de millones de nociones de lo que debemos ser y hacer en la vida. Muchas de ellas consientes, otras no tanto. Unas se escuchan de dentro, otras nos gritaron de fuera. Algunas nos dijo nuestra mamá, otras las aprendimos solitas. “Haiga sido como haiga sido” están. Esos comportamientos misteriosos que nos llevan a lugares inciertos y que muchas veces ya muy tarde nos damos cuenta que están ahí.

Tener hijos, considero,  es una de ellas.

 

Damos muchas veces por sentado que parte de lo que venimos a hacer en esta vida es a dar vida. Y dar vida entendida desde solamente un lugar. Parir. ¿Es injusto? Si. ¿Es lo único para lo que servimos? No. Inclusive tener que escribir estos cuestionamientos me parece estúpido, ilógico. Pero así es. Sin embargo, ustedes amigas son el vivo ejemplo de otra cosa.

 

Ustedes que deciden no seguir el molde. Que deciden que vienen a dar vida, pero la darán de otra manera. Sé que algunas lo han hecho convencidas y a otras la vida las convenció. Hoy más que nunca me doy cuenta que no todos venimos a lo mismo y así como todas las mamás somos diferentes, todas las mujeres somos diferentes. NO TODAS LAS MUJERES TIENEN QUE TENER HIJOS. ¡Ah! Pero como nos cuesta trabajo a todos entender esto.

Lo siento. Lo siento si a veces he preguntado de más o si las he presionado o juzgado.

 

No creo que sea una postura fácil frente a este mundo que parece validarte a partir de cuantos hijos tienes. Qué siempre te pregunta si tienes novio, cuando lo tienes si ya te casas, cuando te casas si ya tienes hijos y si no los tienes es una presión constante infinitiva.

Quiero decirles hoy, vía este medio, que aquí estoy. Que prometo no juzgar y a veces no preguntar. Que las admiro hoy más que nunca porque no es fácil. Que las admiro porque se quieren, se respetan, porque hacen lo que les hace sentido. Hoy siendo mamá, entiendo más no ser mamá. Hoy creo que son decisiones que deben pensarse y ser mamá no es la meta.

 

Hoy desde mi lugar, prometo siempre estar desde donde pueda.

A las que han decidido no tener hijos, a las que se sumaron a una familia que ya tenía. A las que son madrastras. Guapas madrastras. A las que no han querido pero querrán. A las que no han querido y no querrán. A las que no fue su tiempo, a las que su cuerpo se las puso difícil. A las que simplemente las cosas y la vida no quisieron que fuera así.

 

A todas queridas amigas, a ustedes que hoy respetan y escuchan mis quejas, que me visitan en la jaula, que les dan hueva mis fiestas infantiles y piensan que el mundo en el que vivo es Marte. A todas ustedes que me cuentan historias de Tinder y me hacen reír a carcajadas. A las que viajan cuando quieren y se levantan pasado el medio día. Con las que me dejé de ir de fiesta.

 

A ustedes que no me han juzgado, a ustedes que me abrazan y apapachan y leen mi MamáNoSabe.com aunque a veces hable en chino.

 

A ustedes mujeres chingonas que a veces el mundo las ha presionado para entrar en un molde y se han sentido en su jaula también.

 

Las quiero, las admiro y aquí estoy para no juzgarlas.

No todas las mujeres  nacimos para lo mismo.

 

Con cariño,

Lorenza, su MamáNoSabe de confianza.

 

 

 

CUANDO ME CANSO Y ENTONCES LE ESCRIBO AL PRESIDENTE

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CUANDO TE VI

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